miércoles, 6 de julio de 2016

Nan va Koutcheh - 1970


Director: Abbas Kiarostami

Y como lo había prometido, hoy (y mañana) el blog estará dedicado a Abbas Kiarostami, cineasta iraní que se murió hace un par de días. ¿Por qué no ir a sus orígenes? "Nan va Koutcheh" ("Pan y callejón") es el primero cortometraje que Kiarostami realizó y que comenzaría su extensa y prolífica carrera de 46 años. A propósito, hoy serán dos cortometrajes, así que agilicemos estas manos...



Un niño vuelve de la escuela, camina distraída y tranquilamente por las calles y estrechos callejones mientras patea una improvisada "pelota de fútbol", una lata, que le va marcando el camino. Sin embargo, en un callejón, el niño se encuentra con un perro algo gruñón que le impide el paso y que corre tras el huidizo chico, que en algo tendrá que pensar, después de todo, ¿cómo llegará a su casa si no sortea tal obstáculo?
Recuerdo que, cuando era chico, digamos que tenía unos siete u ocho años, estaba en el baño del colegio, solo, tomando agua o lavándome las manos. De repente un compañero cierra la puerta del baño y me deja encerrado, pues la puerta no se podía abrir desde adentro, así que me puse a llorar escandalosamente, gritando ayuda para que alguien fuera a rescatarme. No era para menos, después de todo, ya comenzaba a imaginarme una vida entera en el baño, con la barba crecida y todo eso, y con mis padres aceptando que nunca me encontrarían, idea que me causaba mucho pesar. Al rato llegaron otros niños que abrieron la puerta y todo solucionado, no más preocupaciones. Pero vaya que la sufrí. Apuesto a que no estuve encerrado más de cinco minutos, pero mi mente infantil ya estaba sumida en la desgracia.
Cuento esto porque "Nan va Koutcheh" trata, más o menos, sobre esto: los "tremendos" (comillas puestas sin ironía) problemas infantiles, esas angustias que parecen el fin del mundo. La cotidianidad sometida a pequeños retos y malos ratos que, en la inocencia de un niño, se acrecientan de manera grandilocuente en su ilimitada imaginación. Así, con una deliciosa sencillez, candidez y humildad, Kiarostami nos narra los trucos que intentará sacarse bajo la manga para poder pasar por el callejón comandado por el perro. Las lecturas, a pesar de lo sencillo del conjunto, pueden ser diversas y numerosas, pero me gustaría inclinarme por eso de que a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo, o que los problemas tienen una solución mucho menos terrible de lo que parece al inicio. En cualquier caso, Kiarostami hace mucho más que un simple y divertido juego fílmico, pues un director que sólo quiere demostrar ingenio y astucia no sería capaz de generar con la transparencia del iraní una amplia gama de genuinas emociones en tan solo 10 minutos, y es que además de sentir ternura y alegría, también llega el pesar, cierta melancolía y tristeza. "Nan va Koutcheh" es un cortometraje precioso, honesto y divertido, de esos que alegran el día y te hacen observar las cosas con algo más de optimismo incluso cunado la cosa se pone color de hormigas.
La poesía de las cosas sencillas: un primer paso para el hombre, un gran paso para... ¿el cine? Pues claro: Kiarostami era un grande y un maestro, y desde sus comienzos lo viene demostrando. Que en paz descanse.

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