Riot in Cell Block 11 - 1954

Director: Don Siegel

A propósito del título y de películas de festivales, "Brawl in Cell Block 99", lo nuevo del mismo director de "Bone Tomahawk", ha cosechado bastantes elogios en su paso por Venecia, y supongo que éstos se repetirán cuando la den ahora en Toronto. Supongo que habrá que verla, aunque el trailer no me gustó nada. Wikipedia dice que el próximo año estrenaría un tercer largometraje titulado "Dragged Across Concrete", que al parecer será una película sobre la brutalidad policial protagonizada por el loco Mel y Vince Vaughn. También estaba viendo que "Good Time", la de los Safdie, se estrenó hace casi un mes allá en Estados Unidos, así que no debería tardar en aparecer por ahí en la red. La de Lynne Ramsay sí que no tiene fecha aún, sin embargo, si no me equivoco, fue adquirida por Amazon, que es un servicio similar a Netflix aunque por lo menos tienen la decencia de estrenar las películas en cines de verdad. Aún así no sé nada de fechas. Y bueno, ahora hablemos de "Brawl...", digo, "Riot in Cell Block 11", del buen Don Siegel.

"Riot in Cell Block 11" es una película de acción sobre el motín de los reos confinados en el pabellón once. Es una acción que además trae consigo una crítica social dirigida hacia las malas condiciones de las prisiones estadounidenses, las cuales, acorde a lo señalado en la película, entre otros problemas sufren de hacinamiento, problemas estructurales, falta de personal, descriterios administrativos que ponen en peligro la seguridad de los guardias y de los mismos reos, deplorable alimentación, pobres condiciones higiénicas, maltratos físicos y psicológicos, etc. La negligencia y/o el desprecio del sistema, de las autoridades, hacia unos hombres hundidos en un ambiente sucio y cruel, inestable e incluso inhumano. Ante tales vejaciones, un grupo de reos decide amotinarse y así concitar la suficiente atención como para poder hacer escuchar sus demandas: no salir en libertad, claro, pero sí pagar su tiempo de manera más o menos digna. Desde luego, por una multitud de factores, la situación no será fácil, y aquí entra Siegel con su firme y contundente ejecución formal, logrando que la película sea un tenso relato de acción, fluido y constante, pero también, sobre todo, una suerte de salida desesperada y angustiosa emprendida por personajes cansados y hartos, un grito de ayuda a base de imágenes frontales de intención conceptualmente realista (el filme fue rodado en escenarios reales, impulsado por el productor que supo de primera mano lo que era la vida en una prisión, y la presencia de ex convictos así como también de verdaderos guardias). En todo caso Siegel va al grano y, una vez aparecidos los personajes y establecidos sus respectivos roles narrativo-dramáticos, no se pierde en construcciones psicológicas o emocionales; todo responde a instintos primarios que a pesar de obedecer un cuidado plan, nunca abandonan su carácter impredecible y esa sensación de urgencia, de expectación, certeramente aprovechado y potenciado por la sagacidad de Siegel (alcanzando su punto cúlmine cuando los reos se enteran de los explosivos en uno muro del pabellón, en donde atan a los guardias: ¡qué nervios, viejo!). Sin embargo lo mejor, el golpe definitivo, el broche de oro al conjunto, llega al final, cuando, sin que quiera revelar demasiado, todo concluye con un incierto y ambiguo trago agridulce, en donde no hay triunfadores y tampoco perdedores (no al menos en un sentido estrictamente confrontacional), sólo una desalentadora sensación de derrota y pérdida, de futilidad. Es una mirada cínica, desencantada, pero también, extrañamente, esperanzadora... esto es si, claro, el espectador vio interpelada su comodidad.
Muy buena película, segura de su discurso y con una puesta en escena a prueba de balas, y mejor aún, que utiliza su carácter de denuncia en pos de la narrativa (en vez de hacerlo a la inversa, cual pobre Ken Loach), conformando una notable e intensa experiencia cinematográfica. Ojalá me hayan entendido, amigos y amigas.