viernes, 29 de septiembre de 2017

Dangerous Game - 1993


Director: Abel Ferrara

Del mismo año que "Body Snatchers" es "Dangerous Game". Y... ¿creo que esta vez esta pequeña introducción me saldrá mucho más corta que de costumbre?


Harvey Keitel interpreta a un director de cine (claro alter ego de Abel Ferrara) preparando y rodando su propia "Last Tango in Paris", película llamada Mother of Mirrors, que trata sobre un matrimonio que alguna vez vivió la vida loca (sexo, drogas, rock&roll) pero que ahora está fracturado porque a la esposa le dio una revelación religiosa que desespera al esposo, quien no puede dejar la vida de excesos pero tampoco puede olvidar a su ahora recatada mujer, la cual, a su vez, si bien reniega de las adicciones, quiere salvar a su marido: una relación autodestructiva, dañina, dependiente. James Russo interpreta al actor que interpreta al esposo de esta ficticia película; Madonna hace lo propio interpretando a la actriz que interpreta a la esposa. Recuerden que a veces a Madonna le da por ser actriz. Nunca le ha ido muy bien en este apartado. Uno pensaría, además, que en los rodajes sería un tanto problemática, haciendo gala de delirios de grandeza y ataques de divismo. Ferrara no guarda los mejores recuerdos de ella en lo absoluto. Hay una entrevista que es una verdadera delicia al respecto. La gota que rebalsó el vaso fue cuando Madonna habló pestes de "Dangerous Game" luego del limitado estreno, lo cual molestó a Ferrara por dos cosas: primero, porque fue una tremenda muestra de ingratitud, toda vez que, luego de ser especialmente vapuleada por "Body of Evidence" (y bueno, por lo general nunca recibió críticas favorables por sus actuaciones), según Ferrara ésta película es la única con la que Madonna cosechó buenos comentarios (incluso del The New York Times), y sin embargo de todas formas va y la basurea, lo cual contribuyó a la mala recepción del público; segundo, y más importante, el sólo hecho de hablar basuras del film, algo que ningún actor hizo de ninguna película de Ferrara, demuestra que ella no es una persona que pertenezca o conozca el negocio del cine, sus protocolos y las tradiciones del oficio, y lo mejor viene ahora, porque Ferrara explica el basureo de Madonna como una manera de poner el parche antes de la herida ("oigan, si mi actuación es mala es porque la película es mala y el director no sabe dirigir"), como el acto de una niña aterrada y carente de confianza en sí misma, tan aterrada que por eso mismo no puede actuar, no puede doblegar a la cámara. Y para cerrar el tema, no de manera menos brutal, luego de que Ferrara le pregunta al entrevistador qué le parecen sus malditas películas (las de Madonna) y éste responde que "en general son todas horribles, pero recuerdo que lo hizo bastante bien en 'Dangerous Game'", nuestro malhablado director sentencia "claro, porque interpreta a una actriz que es tan mala que el director termina suicidándose... ¿qué otra persona sería mejor para ese papel?".
Pero bueno, más allá de chismes pobremente contados, hablemos de la maldita película, escrita por el gran Nicholas St. John, uno de esos guionistas de calidad cuya sola firma garantiza, cuanto menos, una propuesta fílmica atípica, interesante y digna de atención. No puedo dejar de pensar que St. John ponía en sus guiones mucho más de lo que se puede pensar de buenas a primeras. Como el mismo Ferrara ha dicho, St. John se salió del negocio del cine porque no encajaba en él y porque en un punto le dio una suerte de revelación espiritual que finalmente lo alejó de manera definitiva. ¿Será posible que, en cierta forma, y sé que puede sonar ridículo, St. John se haya representado en el personaje de la esposa, una mujer creyente y profundamente religiosa atrapada en una relación con un marido que representa lo más bajo del negocio del cine, es decir traiciones y excesos y engaños, y que el personaje del director, el que lo mantiene íntimamente ligado a este ambiente nocivo, represente a Ferrara, con quien tuvo mantuvo una sólida convivencia profesional a pesar de algunas importantes diferencias personales (St. John, devoto católico, intentó convencer a Ferrara, de conocido historial drogodependiente, y Keitel para que no hicieran "Bad Lieutenant", película que se negó a escribir por su temática "blasfema"... y que habría quedado mucho mejor de haberla escrito)? Y ojo, que mis rebuscadas lecturas no acaban ahí: ya me explayaré un tanto más mañana, cuando comente la magnífica "The Funeral", última película escrita por St. John, guionista valiente, arriesgado y suicida.
Ahora sí, hablemos de la maldita película. Como ya mencioné arriba, "Dangerous Game" es sobre un director que hace una conflictiva película. St. John y Ferrara ponen especial énfasis en la dirección de actores que emplea este ficticio director (Eddie Israel) interpretado vorazmente por Harvey Keitel, exigiendo cada vez más de sus dos protagonistas. "Dangerous Game" es una película mucho más compleja de lo que aparenta, de múltiples capas e intensidades de blanco y negro, con variedad de texturas y materialidades: realidades. No estamos ante una película que solamente muestre las terribles consecuencias de confundir realidad y ficción; la propuesta de St. John y Ferrara es un juego de espejos que apunta a la fragilidad moral y humana de las personas, así como al incendiario rol del arte, de las palabras, de las máscaras, al momento de crear y destruir (magistrales las escenas en donde Eddie Israel expresa su visión del cine, de la actuación, de cómo mierda se debe hacer una puta película: seguramente es el mismo Ferrara hablando, despotricando en contra de los domesticados sin personalidad ni identidad fílmica). Por un lado tenemos la historia ficticia, la de esta tormentosa relación entre un esposo adicto a los excesos que no quiere perder a una esposa que tampoco quiere perderlo a él, aunque tampoco está dispuesta a volver a esa vida de humillaciones, historia en donde es fundamental el tema religioso así como también la dinámica establecida en este matrimonio, violenta dinámica de dominación/sumisión moral y corporal entre hombre y mujer. Pero también tenemos la historia de este director, padre de un hijo y casado con una esposa entregada a él, que poco a poco, mientras más avanza el relato, mientras más intenso se pone el rodaje (está también el caldeado ambiente de la producción, con, por ejemplo, dos actores con disputas personales que se tiñen del conflicto de sus personajes -o personajes que se tiñen del conflicto de sus actores-, como testimonio del verdadero "detrás de cámara" que hay tras una producción cinematográfica, mucho menos glamorosa de lo que se vende a los turistas), constata cuán falsa e hipócrita es su vida familiar, su realidad, y cuán verdadera es esta historia ficticia. Y, por si fuera poco, tenemos otro nivel más: el de Ferrara "incluyéndose" en "Dangerous Game", inclusión que notamos, sobre todo, en dos oportunidades: la primera y más obvia es que quien interpreta a la esposa de Eddie Israel/Harvey Keitel, la esposa de este director infiel y agotado de la monótona vida familiar, es nada más y nada menos que Nancy Ferrara, ¡la esposa de Abel! La segunda señal es más bien una curiosidad: en una de las tantas escenas del rodaje de esta Mother of Mirrors, cuando se hace el típico "escena 24, plano 3, toma 105", la claqueta, en vez de tener escritos los nombres de Eddie Israel y su ficticio director de fotografía, lleva el de Abel Ferrara y Ken Kelsch... ¿simple equivocación? Y todas estas capas, sin mezclarse de manera obvia y superficial, sí se funden en un ámbito más latente y subyacente.
En fin, no puedo dejar de recomendar esta película. Más acá de todo lo que acabo de escribir, en términos estrictamente argumentales y formales, "Dangerous Game" me parece una propuesta sumamente atractiva, coherente e interesante, y por qué no, también fascinante. ¡Pero es que además tenemos este hondo y oscuro fondo discursivo, sustancial, etc.!

*Y como curiosidad final: en un momento del filme, Eddie Israel se pone a ver una entrevista de Werner Herzog en pleno rodaje de "Fitzcarraldo", en donde el director alemán habla de la relación que tiene con su propia película. Lo curioso es que si Ferrara incluye testimonios de Herzog es porque, en cierta forma, lo admira o respeta como cineasta, opinión que cambió radicalmente cuando Herzog hizo un remake de "Bad Lieutenant" con Nicolas Cage (aunque el alemán ha dicho que no lo es, que lo del título es mera coincidencia). Cuando le preguntaron qué pensaba del remake, Ferrara respondió "ojalá que esta gente se pudra en el infierno, que estén en el mismo tranvía y este explote con ellos adentro". En todo caso, años después del intercambio de insultos (Herzog ninguneó de lo lindo a Ferrara), ambos directores se encontraron en un restaurante en Suiza y aclararon hechos, se dieron la mano y qué sé yo. Fin del comunicado.

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