miércoles, 27 de septiembre de 2017

Days of Heaven - 1978


Director: Terrence Malick

"Days of Heaven", que es la segunda película de Terrence Malick, la iba a comentar ayer pero se me hizo más fácil hablar de "Lawn Dogs". Sigo enganchado a la tercera temporada de "Twin Peaks" y ayer o anteayer tuve un sueño de lo más curioso en el que de repente me ponía a perseguir, a pie, a un furgón que huía de mí o de alguien más. A pesar de ir a pie, el furgón no me sacaba mucha ventaja, pero cuando me subí a un auto, pensando que su velocidad me ayudaría a alcanzar mi objetivo, ya no pude encontrar más al furgón (que desapareció mientras yo me subía al auto) y luego me fui a un lugar gigante y fantasmagórico, como una estación de metro pero también universidad. Por alguna razón, mientras soñaba, mi mente me decía que mi sueño era como estar en una película de Abel Ferrara. La única explicación e interpretación razonable es que estaba bastante ansioso por ver las películas que me faltan del mencionado director, las cuales ya les comenzaré a comentar mañana.


"Days of Heaven" se acerca mucho más a "Badlands" que a las películas más recientes de Malick, básicamente gracias al personaje de Linda Manz, cuya narración (improvisado recurso que ayudó al director a montar la película) conforma un relato capaz de trascender la premisa argumental, esto es la historia de dos amantes y la hermana de uno de ellos que huyen de la ciudad para trabajar como temporeros en la granja de un melancólico terrateniente, para erigirse como una experiencia profundamente sensorial en donde, más allá de la preciosa y pictórica fotografía, el principal vehículo expresivo es el tratamiento, crepuscular y nostálgico, tanto de elementos narratológicos (personajes, conflictos, escenarios, etc.; montaje, encuadres, banda sonora...) como de asuntos filosóficos, humanos, lo que quieran. "Days of Heaven" es sobre el principio y el fin, el nacimiento y la muerte de las cosas; el valor, la presencia, la memoria del tiempo, los lugares, la época, las personas. Y lo mejor es que, a diferencia del cine posterior de Malick, no estamos ante una película grandilocuente, artificiosa y erróneamente autoconsciente; al contrario, y por favor no se dejen engañar por la poderosa belleza de las imágenes (que podría inducir a algunos a pensar que su única función es ser bonitas), la ejecución de Malick es atenta por los detalles sutiles y pequeños, otorgando textura a lo inasible, capturando la invisible grandeza de las cosas para luego darles voz, como susurros, a través del fotograma.
En cualquier caso no vale la pena explicar el poemario que es "Days of Heaven": simplemente hay que dejarse llevar por su natural flujo de sensaciones y sentimientos, por su evocador lenguaje cinematográfico.
De hecho, me parece que sobran las palabras que he escrito...

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