domingo, 19 de abril de 2020

El caso Pinochet - 2001


Director: Patricio Guzmán


"El caso Pinochet" es un completísimo documental, narrado a modo de crónica, sobre el arresto del tirano narcotraficante en Londres, detenido por sus crímenes en contra de la Humanidad, los cuales pueden ser condenados en cualquier parte del mundo (al menos en aquellos países suscritos o adherentes a dichos tratados o como se llamen). Sin embargo el documental de Patricio Guzmán no sólo se limita a los acontecimientos ocurridos en la capital inglesa, pues comienza incluso antes de que un  abogado español se dé cuenta de que los crímenes cometidos tanto en Chile como en Argentina pueden ser juzgados en un tribunal, por la Justicia. Comienza con el Golpe de Estado y, concretamente, cuando el tirano y sus secuaces deciden, tal como los nazis, aplicar la política del exterminio y la desaparición de las víctimas de la dictadura. La labor de las personas que defendían las causas de los Derechos Humanos acá en el país, por ejemplo la Vicaría de la Solidaridad (cuyas acciones ya fueron retratadas por Guzmán, en plena dictadura, a mediados de los ochenta, en "En nombre de Dios"), que si bien, por desgracia, en aquellos tiempos no lograron verdadera Justicia en los sucios y traidores tribunales chilenos, simples marionetas de los militares, sí lograron conformar un extenso y nutrido archivo que prueba y evidencia las atrocidades del dictador. Luego vino el fin, el retorno a la plutocracia (democracia a la chilena), el tirano pagando sus crímenes siendo nombrado senador vitalicio, en fin, un chiste, el circo ya conocido, la "justicia en medida de lo posible"... Y lo demás, que tampoco se los voy a detallar porque está en el documental. Lo que puedo decir, supongo, tiene que ver con las conclusiones o impresiones que uno extrae del visionado: es una mirada al pinochetismo en Chile (que puede completarse con "I Love Pinochet", de Marcela Said, y "La muerte de Pinochet", de Perut+Osnovikoff); al negacionismo en Chile; a la clase política en Chile, que a pesar de tener gobiernos, ejem, de izquierda, básicamente hacía oídos sordos a tanta atrocidad y le negaban la justicia a las víctimas y protegían a los victimarios (aunque para las cámaras, como siempre, actuaban como si estuvieran tomando acciones concretas), como en este caso, pues si Pinochet volvió a Chile, inocente como una paloma, fue porque el gobierno de Frei hizo dichos esfuerzos; que puede existir la solidaridad (gran reflexión, por cierto, del abogado español que inició la ofensiva judicial); y que hay gente muy buena, muy fuerte, muy digna, tal como podemos comprobar con los testimonios de varias personas que fueron detenidas y torturadas por los esbirros de Pinochet, relatos dolorosos y estremecedores, pero también una lección, porque gracias a los esfuerzos de esas personas, a la valentía y la lucha y el coraje para levantarse y enfrentarse a las mismas bestias que tanto daño les hicieron, sin esas personas las demás que se sumaron no hubiesen tenido de dónde partir, y todo habría quedado en el olvido, hundido en el fondo del mar, enterrado bajo gruesas mantas de tierra, negado por las sombras del mal.
Ni perdón ni olvido, muerte a los cerdos fascistas, y que Piñera lo chupe.

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