domingo, 2 de octubre de 2016

Parting Glances - 1986


Director: Bruce Sherwood

Hay varias cosas que relacionan estrechamente "Parting Glances" con "Longtime Companion". La primera es que los directores de ambas películas murieron por complicaciones a causa del SIDA, aunque Bruce Sherwood no alcanzó a hacer otro largometraje más. Segundo, ambas marcan un antes y un después: la de Norman René fue la primera cinta estadounidense de estreno grande que (re)trataba la lucha contra el SIDA de un grupo de portadores y de manera más directa, mientras que la presente tiene al primer personaje contagiado con el virus, interpretado nada más y nada menos que por el buen Steve Buscemi en uno de sus primeros roles en el cine. El resto de similitudes son meramente circunstanciales; yo soy al que le gusta ir enlazando películas, a veces de manera más rebuscada que otra, a veces incluso con puntos en común bastante divertidos. Quizás en siete u ocho días vayan a darse cuenta de ello...



En realidad Bruce Sherwood no tiene grandes pretensiones con "Parting Glances" salvo mostrar la cotidianidad de un puñado de personajes seguramente expuestos a viles prejuicios pero que, en verdad, no son diferentes de nadie más, en tanto buscan lo mismo (aunque los problemas que deben enfrentar sean distintos): vivir tranquilos, encontrar estabilidad, solucionar problemas, alcanzar el éxito, cumplir los sueños. Sin embargo, justamente por esa mirada fresca y diáfana, el periplo de esta pareja de gays que se preparan para el largo viaje de uno de ellos a otro país supone, significa, algo más importante y complejo. Algo más que el retrato de un estilo de vida, algo más que un supuesto grito de ayuda. No señor, Sherwood no busca compasión ni condescendencia por parte del espectador, tampoco pretende "normalizar" una realidad en pos de la aceptación generalizada, sólo quiere liberarse de la angustia inherente que produce el estar amarrado a las convenciones sociales y hallar aquella esquiva sensación de independencia y autenticidad. Puede que al inicio la película parezca una comedia liviana y hasta frívola e insustancial, pero poco a poco los personajes van expresando sus miedos e inseguridades mientras la vida sigue avanzando sin que puedan hacer nada para contrarrestarlo, como si la vida fuera una inevitable tragedia. En cualquier caso, el desenfado y la sinceridad que subyacen en las imágenes de "Parting Glances" son los grandes vehículos en los que se mueven tanto el relato de la película como el discurso de Sherwood, que nunca pierden ese tono crudo y pesimista a pesar del fulgor del momento, porque sabemos que uno nunca sabe lo que se encuentra a la vuelta de la esquina... aunque al final la mejor decisión sea, quizás, desprenderse de todo y desaparecer... y salvarse...
Una película personal, pero que también pertenece a todos aquellos que la han visto y los que no pudieron.

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