miércoles, 12 de septiembre de 2018

Rio Bravo - 1959


Director: Howard Hawks


Antes que todo, me salté "The Big Sky", otra western de Hawks, por una simple y sencilla razón (problemas de recurrir a métodos, digamos, por hablar así con eufemismos, informales para acceder a películas): no encontré ninguna versión de calidad de imagen y sonido aceptable y satisfactoria. Más adelante de seguro llegará...
A estas alturas no es secreto para nadie el cabreo que se llevaron John Wayne y Howard Hawks al ver "High Noon", esa obra maestra dirigida por Fred Zinnemann protagonizada por el gran Gary Cooper, película en la que el sheriff local, Cooper, se ve amenazado por la llegada de un rufián (siempre acompañado de sus secuaces, claro) que quiere saldar deudas con él. Solo, intenta buscar ayuda en el pueblo, pero nadie lo ayuda, todos huyen, se encierran, y mientras el enfrentamiento se acerca, mientras la hora cae pesadamente sobre el sheriff, este poco a poco se ve aplastado por la tensión, incluso el miedo, aunque al final el tipo no se acobarda e igual los enfrenta, si tampoco iba a escapar. El caso es que a Wayne y Howards les molestó que Cooper fuera pidiendo ayuda como un gallina, contrario a lo que un sheriff hecho y derecho debió haber hecho, es decir, mantenerse firme de punta a punta, sin mostrar debilidad. A Wayne también le molestó la actitud de los habitantes del pueblo, y famosa es su "si yo fuera el sheriff de esos hijos de perra gallinas y cobardes, no movería ni un dedo por ellos y me largaría sin pensarlo dos veces". En todo caso, al parecer, el motivo de mayor encono para la dupla es el carácter metafórico de "High Noon", su supuesto alegato y crítica contra el macartismo, razón por la cual Wayne la tildó de "película anti-americana". Con todo, y si hacemos como que "Rio Bravo" es una respuesta a "High Noon", me sorprende lo similares que son, lo estrechamente similares.
"Rio Bravo" es una obra maestra, que no quepa duda. "High Noon" también lo es. "High Noon", de paso, desmenuza y analiza las figuras clásicas del western, a través de su impecable manejo del tiempo y el espacio; les quita el carácter mítico para reducirlos a lo que son, seres humanos de carne y hueso, llenos de imperfecciones, en donde el límite del heroísmo y la cobardía es mucho más difuso de lo que se estila en narrativas tendientes a lo panfletario. Es una suerte de reflexión sobre la condición humana y las bases morales de una idea de civilización o sociedad, la gringa. Y "Rio Bravo" también lo es. Tenemos a un sheriff amenazado y, en la práctica, rodeado por los secuaces de un poderoso bandido que quiere rescatar a su hermano de la cárcel; el sheriff, desde luego, no lo soltará, aunque esté en inferioridad numérica. No pedirá ayuda, no va pidiendo ayuda, y el villano tampoco se la pasa arremetiendo a lo loco contra la cárcel vigilada por John Wayne y su ayudante, un bonachón Walter Brennan. ¿Y entonces? Sí, hay argumento, hay arcos dramáticos, hay un relato de estructurada progresión narrativa, pero no estamos ante una película de acción. "Rio Bravo" también aprovecha su premisa argumental para diseccionar las figuras que representan sus personajes, y el sheriff de Wayne no es un héroe grandilocuente y magnífico, al contrario, aunque no vaya pidiendo ayuda ni exteriorizando mucho el agobio que le produce el entuerto (porque se lo produce, él mismo no lo niega), también es un personaje de carne y hueso, repleto de imperfecciones, un personaje firme en sus principios e ideas, claro, pero que también se ve sometido a humillaciones, uno que otro pesimismo y otros acontecimientos que minan su autoridad, que al final, en cierta forma, no vale nada... nada contra otra figura acaso más importante: la del hombre, o ciudadano, dispuesto a defender su idea de Justicia ante un vil y ruin puñado de bandidos, categoría en la que encajan también el ayudante de sheriff convertido en borracho reconvertido en ayudante de sheriff, interpretado por Dean Martin, que debe enfrentarse a sí mismo para poder enfrentar a los malos, o el interesante Colorado, un tipo que no se mete en asuntos ajenos aunque tiene un bastante oportuno sentido de la intervención. Sheriff o no, ayudante o no, al final, habrá un buen ciudadano dispuesto a sacrificarse para evitar que sus valores y los de su país o nación, sean destruidos por sinvergüenzas. O sea, para cerrar el asunto este de "High Noon"-"Rio Bravo", más allá de alegorías o metáforas, en realidad no son tan distintas, ¿no?, detrás de un sheriff siempre hay un hombre impelido por sus principios morales, ¿no?
"Rio Bravo" es el retrato, la crónica del día a día, de la cotidianidad de este sheriff rodeado de malos augurios aunque buenos amigos que, de todas formas, no dará su brazo a torcer; un día a día tenso, también distendido (hay humor, hay una genial construcción de personajes, lazos, de espacios, tanto físicos como, no lo sé, humanos: se siente el calor, también el resentimiento, pero un constante flujo de emociones y sensaciones humanas), de exabruptos y explosiones, en el que el tiempo, y con ello la presión psicológica, la inestabilidad, el agotamiento, incluso abatimiento, deja caer su peso sobre todos, ellos y nosotros. Todo fluyendo naturalmente, desde los personajes, en coherencia con ellos, con sus mutaciones, ambigüedades, debilidades y fortalezas, hacia el desenlace, magníficamente rodado, memorablemente rodado. Un tiroteo sensacional.
En suma, una película excepcional, un western magnífico, y, ¿no lo había dicho al principio?, una rotunda obra maestra.
Imperdible. Imprescindible.

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