sábado, 1 de septiembre de 2018

Ghost Dog: The Way of the Samurai - 1999


Director: Jim Jarmusch


Sabemos lo singulares, peculiares y únicas que son las películas de Jim Jarmusch, y aún así una película como "Ghost Dog" me sorprende maravillosamente. Es una película con asesinos a sueldo, con mafiosos italianos (tremenda pandilla la que forma Jarmusch, ¿eh?), con ajustes de cuentas y la infinita espiral de muertes (que no son más que los gajes del oficio). Pero también, sobre todo, por encima de ello, "Ghost Dog" es una película sobre la vida: sobre sus principios, sobre sus códigos. Sobre personajes con distintos estilos de vida, distintas filosofías, distintas motivaciones. La música, los libros, los dibujos animados, la poesía de guerra, ciertas antiguas tradiciones que con el paso de los años se vuelven absurdas y anacrónicas a ojos de muchos, pero que a otros los mantienen conectados con el núcleo de las cosas y de su propio ser. Una película sobre el tiempo, el presente, sobre los lugares, sus esencias y energías, sobre las comunidades. Sobre los lazos, las promesas, las despedidas. Una película sobre personajes tan diferentes y variopintos, y que sin embargo parecen "unirse" por la manera en que viven y piensan sus vidas, y claro, también por esas obras que tanto disfrutan sólo por el significado que guardan. Una película modesta, pequeña, pero de gran calado y rico retrato del individuo y sus múltiples rostros.
¿El argumento? Ghost Dog cumple con un trabajo dictado por los italianos. Los italianos que dieron la orden igual quieren mandarlo al otro lado, porque el muerto debe ser "vengado" (para mantener las apariencias, después de todo el finado era parte de la mafia). Ghost Dog, que es un asesino a sueldo solitario, cándido, lector, amigo íntimo de las palomas, además de estricto seguidor del código samurai, deberá defenderse, y mientras tanto, no deja de caminar por el vecindario, compartir con su buen amigo Isaach De Bankolé (un gusto verlo y con qué personaje, ¿eh?), además de conocer a una simpática niña, en cierta forma tan singular y única como él. Y los italianos hacen sus cosas y también viven sus vidas, con esto y lo otro, mientras cumplen las órdenes de sus superiores. Vidas, a fin de cuentas, que no pierden su negro a la vez que inocente sentido del humor (los intercambios entre Forest Whitaker y De Bankolé son impagables, y por otro lado, más deliciosamente incorrecto,está el episodio de la mujer policía), ni su perpetuo discurrir, con sus altas y bajas. Lo especial en lo ordinario, el brillo de lo gastado: eso es lo que captura la mirada de Jarmusch.
Y sí, Jarmusch de nuevo aprovecha las bases y los códigos de ciertas narrativas y estéticas para desarrollar su propio código, otro fantástico episodio dentro de su fascinante discurso cinematográfico, que parece buscar el fondo sustancial y filosófico, moral, común a todo género, que trasciende (sin por ello ignorando) estilos y formas (o dicho de forma ligeramente distinta, que quizás no sea excluyente de lo anterior, retratando y expresando la humanidad de dichos estilos y formas... en cualquier caso, ya estoy desvariando...); propuestas/ejercicios que resultan tan respetuosos homenajes como liberadoras reinvenciones. Su próxima película es una comedia negra sobre zombis, y yo ya no puedo esperar...
A fin de cuentas, "Ghost Dog" es de esas películas que dejan una valiosa impresión luego de su visionado. Una pequeña pero profunda maravilla en donde Jarmusch sigue explorando ese vasto paisaje que es la humanidad, entendida quizás como civilización o cultura, que duerme dentro de los individuos. Esos individuos...

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