sábado, 8 de julio de 2017

Angelito - 1965


Director: Luis Cornejo

El otro cortometraje del día es "Angelito", de Luis Cornejo Gamboa, a quien yo conocí primero como escritor, y luego de un tiempo investigándolo me enteré que había dirigido una única película. Luis Cornejo Gamboa es una figura desconocida e infravalorada, con una vida, si alguien como yo puede decirlo, ingrata y miserable considerando su talento y sensibilidad escritural, con historias protagonizadas por personajes marginales, pobres y sufridos, pero también de gran corazón y fuerza de voluntad, y ambientadas en barrios olvidados y abandonados. Cornejo Gamboa nació en un barrio del centro de Santiago y, por aprietos económicos, tuvo que dedicarse a ser obrero de la construcción y baldosero. Se interesó en el mundo del cine y el teatro, llegando a trabajar junto a cineastas como Miguel Littin (fue productor de "El chacal de Nahueltoro"), Helvio Soto, entre otros. Mientras desarrollaba esta actividad, publicó (se autoeditó, pues fue un ignorado por las editoriales), primero en 1954, "Barrio Bravo", un volumen de cuentos, y luego, a principios de los sesenta, "Los amantes de London Park", novela. El resto de su obra literaria retorna ya a finales de los ochenta, cuando el trabajo escaseaba, siendo conocido por vender sus libros autoeditados en San Diego y la Plaza de Armas. En los noventa moriría de un cáncer. "Angelito" fue un cortometraje que escribió y dirigió en su período cinematográfico más fructífero, antes de embarcarse en su primer y último largometraje, "El fin del juego", también ignorado por la crítica. ¿Por qué comentar "Angelito"? Pues porque he tenido la fortuna de leer "Barrio Bravo", "Los amantes de London Park", "Ir por lana", "Show Continuado" y "El último lunes", y quería ver cómo se las gastaba en el cine este tremendo e injustamente olvidado escritor.


Lo primero que llama la atención, conociendo el estilo crudo y descarnado que tiene la escritura de Luis Cornejo Gamboa, es el tono decididamente (tragi)cómico del relato, acaso agridulce; como una comedia negra satírica en donde la clase alta es retratada como un anuncio comercial, con sus vestimentas y decoraciones perfectas pero plásticas, con un aire impostado, de falsedad; como un relato picaresco en donde su atribulada protagonista, una nana, mujer pobre, madre soltera que no puede trabajar porque todos sus patrones la despiden gracias a los llantos nocturnos de su guagua, recorre la ciudad de Santiago de cabo a rabo, desde las limpias y acomodadas calles del barrio alto hasta los sucios campamentos sin pavimentar de la periferia, buscando oportunidades y encontrándose con personajes más bien caricaturescos, arquetipos de sus respectivos sectores sociales, transitando, con mirada irónica y despiadada por parte de Cornejo Gamboa, por la miseria de los pobres y el punzante desprecio de los ricos, la fría indiferencia de las burocracias. Es una crítica social feroz que muestra a lo que deben llegar los desposeídos por un poco de limosna, por un sueldo de mierda, por un poco de estabilidad. Quizás no tenga la crudeza y el nihilismo de su pluma o el fondo profunda y conmovedoramente humanista de sus historias, pero como sátira social, "Angelito" es una propuesta coherente y, por supuesto, necesaria, no sólo porque muestra una realidad por parte de alguien que la vivió en carne propia, sino que también porque así se puede ir conociendo un poco más la obra de este buen señor.
Y para que lo conozcan un poco, acá les dejo algunas citas de "El último lunes", el cual elegí porque, quizás, sea su libro más personal y autobiográfico (dedicado a su padre, además), al tratar sobre las dificultades que debe soportar un maestro baldosero y su familia durante unos lluviosos días de invierno. Seguramente se me olvidaron varios pasajes (es lo que pasa por no anotar por ahí las dichosas páginas... y no me gusta (sub)rayar los libros), y probablemente los que les dejo no sean los mejores, pero sinceramente espero que se sientan capturados por la escritura de este escritor.

"Sigue lloviendo. Rosa cambia de pecho a la lactante.
Todo lo que rodea a esa madre es triste y mísero. Rosa está consciente de eso, pero al dar de mamar a su hija la hace sentirse parte de la naturaleza. Sus ojos se ven bellísimos y su rostro es diáfano como un día de sol, después de la tormenta."

"Julia le recibe con su cara de preocupación, Manuel le sonríe. Ella trata de hacer lo mismo, pero sus ojos buscan la verdad en las pupilas de él."

"- (...) Claro que te estoy hablando de treinta años atrás, cuando llegué a Santiago.
- ¿Ha cambiado mucho Santiago en treinta años?
- Por supuesto, chiquillo. Pero si cambia todos los días. ¿No te das cuenta que aunque haya tan poco trabajo, todos los días, nosotros los obreros de la construcción, estamos convirtiendo potreros en poblaciones y grandes edificios de departamentos?"

"A los oídos del baldosero llegan los ruidos característicos de la construcción, atenuados por la lluvia, pero inconfundibles para él.
(...)
Una construcción que emite esos ruidos está viva, sin ellos son muros desnudos, abandonados, desolación. Esos son los ruidos que alegran a Manuel. Le gusta ser parte de ellos, por eso cuando pone baldosas o azulejos, las golpea rítmicamente para agregar sus notas propias a ese concierto."

"Corina y Luis salen a la calle y bajo la lluvia se besan, se agitan. Las manos recorren geografías conocidas, pero como llueve y el frío hace castañear los dientes y todavía no son casados o convivientes reconocidos deben separarse y meterse en sus respectivas camas frías.
El cansancio matará la pasión y cerrará los ojos. En pocas horas más deberán partir a sus respectivos lugares de trabajo, donde nada los motiva, pero a pesar de todo se sienten privilegiados de tenerlo."

"Julia inició una larga vigilia, cuidando el menor gesto de su marido (...)
Manuel transpira copiosamente. Nadie habla. El silencio humano aplasta a todos. Solo se escuchan quejidos, toses mezclados con el tronar de los relámpagos, el viento y la lluvia que azotan ese hogar."

"Todos hablan en la fila. Uno reclama:
- Estuve tres días como huevón, esperando que me llevaran el granito y el cemento blanco para hacer la maldita escala... Y el pulpo no paga el tiempo perdido. Total como uno trabaja a trato, uno no más pierde. Pero me desquité de lo lindo. ¡Le eché mil puteadas al huevón!
- ¿Garabatió al patrón, amigo? - preguntó otro incrédulo.
- ¡Claro pues! ¡Si yo soy muy gallo. Lo maldije hasta que me cansé. Claro que, por desgracia, él no estaba presente para que me escuchara!"

"El viejo va sentado en el bus con el rostro apegado a los vidrios mirando las mansiones del barrio alto. Golpea el hombro de Luis diciéndole:
- ¿Ves ese tremendo chalet...? Yo trabajé allí.
(...)
Recuerdo que por aquí vivían puros huasos, pero de repente le dio a los ricos por venirse a estos lugares y arrancar del centro de Santiago. Y todavía siguen en lo mismo, para estar lo más lejos posible de nosotros, los rotos que vivimos en el poniente."

Mi abuelo no conocía la obra de Luis Cornejo Gamboa, le presté sus libros, los estuvo leyendo y luego anduvo recordando algunas vivencias de su infancia y adolescencia. Creo que se emocionó al hacerlo.

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