jueves, 5 de julio de 2018

Kikujirō no Natsu - 1999


Director: Takeshi Kitano


Curiosa película es "Kikujiro no Natsu". No es lo que esperaba; no es un relato de corte intimista como "Escenas en el mar" o "Kids Return", que es por donde pensé que iría la cosa. Para mi sorpresa, incluso para mi desconcierto (desconcierto ameno), "Kikujiro" tiene bastante de ese humor entre absurdo e infantil (sé que este tipo de comedia que cultiva Kitano tiene un nombre, así como algunas comedias estadounidenses del Hollywood clásico se llamaban slapstick comedies, pero no lo recuerdo) desplegado, por ejemplo, en "Getting Any?" (aunque no tan exagerado y, claramente, coherente consigo mismo). Lo único que podría definir más o menos bien lo que propone Kitano con esta película es la idea o el concepto de road movie, en tanto un niño llamado Masao, solitario y melancólico, emprende un viaje para encontrar a su madre, a quien no conoce y que, según su abuela (la que lo cría), se encuentra trabajando en un lejano lugar. El chico es acompañado por Beat Takeshi, el Kikujiro del título, un cascarrabias y bobalicón ex-yakuza obligado por su esposa a acompañar al chico, con el que entablará una estrecha relación de amistad. Aunque esa es la premisa argumental, no podemos hablar de argumento propiamente tal, y hasta podríamos señalar que lo de buscar a la madre es un macguffin, un mecanismo ulteriormente intrascendente que sí permite establecer esta estructura en viñetas, a lo largo de la cual el chico y el viejo se encuentran con multitud de variopintos personajes, haciendo toda clase de niñerías y locuras, mientras van lidiando con la soledad, la alienación, la frustración, etc., como si Beat Takeshi fuera reviviendo todos sus dramas infantiles y personales mientras ayuda al chico a enfrentar las típicas decepciones de la vida con mayor plenitud y estabilidad emocional, lo que de paso, supongo, le ayuda a él mismo a sanar sus propias heridas. Aunque hay un par de escenas más azucaradas de lo que puedo aguantar (como cuando Kikujiro va a ver a su madre en un asilo de ancianos), no es "Kikujiro" una película medrosa, melosa y cursi; tampoco es narrativa y sustancialmente ampulosa ni empalagosa (Kitano no cambia su puesta en escena sobria y austera, no obstante su riqueza e imaginación visual), ni mucho menos peca de verborrágicas ínfulas filosóficas o existenciales, y de hecho el tono, la atmósfera con que Kitano ejecuta y expresa este viaje tiene menos de elegíaco y etéreo que de cándido, inocentón y tiernucho, como si sólo quisiera invitar al espectador a empatizar y simpatizar con estos personajes, con sus coloridas y extraordinariamente simples vivencias. A pasarlo bien, con ellos. Lacónico pero bonachón clima que se hace absolutamente irresistible a lo largo de un metraje lleno de inocentadas que hablan y expresan más, humana y emocionalmente hablando, que cualquier desgarrador y doloroso melodrama de esos explotadores sentimentales/"sociales" y cazadores de estatuillas que pululan por ahí (aunque ahora mismo no recuerdo ningún nombre concreto, jo, jo).
Me parece que en "Kids Return", "Hana-bi" y "Kikujiro", Kitano se analiza a sí mismo, a su cosmovisión y a su cine mejor de lo que lo hace en su trilogía autobiográfica surreal (aunque de aquella no puedo dejar de recomendar la alucinante y alucinada "Takeshis'", única entrega que rescato).
En cualquier caso, "Kikujiro" es una simpática y entrañable película que, no obstante las posibles irregularidades del tránsito que propone, nunca pierde ese toque mágico, único y personal, que Kitano sabe imprimir a sus películas.
Singular y peculiar, pero inevitablemente deliciosa y recomendable. No se la pierdan.

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