miércoles, 9 de junio de 2021

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Entonces está claro que cierta paranoia sigue en el aire. El otro día estaba comiendo una manzana y me hice una pequeña herida en el labio inferior, por lo que me quedó una mancha entre roja y morada. Mi madre vio esa mancha y pensó que era un coágulo, una trombosis porque me había vacunado hace poco y mira que suspendieron la vacuna porque a un tipo le dio trombosis, que había que llevarme de urgencia a una posta, llamó a mi papá para preguntarle consejo (aunque, que yo sepa, él no sabe nada de medicina) y hasta pensó en llamar a un primo mío que es médico, pero por suerte no lo hizo. Yo estaba atónito por el espectáculo, además no paraba de maldecir internamente a las putas noticias, con sus tratamientos amarillistas. Mi hermana dijo que era mejor esperar y así no me expongo al covid en la urgencia, que seguramente está saturada como todo el sistema sanitario. Yo agregué que era una excelente idea no hacer nada, no sólo porque así evito exponerme a un contagio, sino que además evito exponerme al ridículo y a que quienes me atiendan se burlen de mí (porque yo soy la persona ideal para burlarse) por ir a urgencia por algo tan estúpido e intrascendente como una herida por comer manzana. En dos días desapareció la herida/mancha y yo sigo igual de bien que siempre, es decir, igual de indiferente y perdido, esperando que me toque mi segunda dosis, luego esperar los 14 días y luego ver si es que acaso puedo aprender a ser bartender (un curso de seis semanas) para así poder trabajar, tener dinero y comenzar una vida como corresponde, alejado de los sueños de infancia y adolescencia, una vida adulta.

¿Mis objetivos con el dinero? Primero, seguir comprando libros, muchos libros. Ya cuando me calme, agregaré cómics. Antes que lo primero, lo básico: pagarme la piscina (si es que vuelve a abrir), pagarme la bencina, algunos alimentos, productos para cuidar mi cabello, ese tipo de cosas. Como vivo en la casa paterna/materna, que es propiedad de la familia, al menos no debo preocuparme de pagar arriendo ni el agua ni la luz ni el gas ni la mayoría de los alimentos. Dudo que vaya a poder independizarme de esa manera. Luego de lo básico y lo primero, lo segundo: placer. Luego lo tercero: la verdad es que quiero volver a jugar videojuegos, quiero una PS5, con varios juegos como The Last of Us 2, Resident Evil VII y VILLage, las colecciones Legacy de Mega Man, Mega Man X y Mega Man Zero, entre otros que no puedo recordar. De The Last of Us 2 no he visto nada, no conozco nada de su argumento, quiero jugarlo y vivirlo por mí mismo. The Last of Us, el primero por supuesto, lo vi en el canal de TheRadBrad, un muy buen tipo. Quizás me compre juegos más "viejos", pero ya veremos, estas cosas sí que son caras, además tendría que comprar un monitor (pienso que sale más práctico y barato comprar un monitor en vez de comprar una de esas caras y pomposas Smart TVs, que tampoco necesito todo lo que traen). Para este tercer ítem claramente deberé ir ahorrando. Cuarto: Gustos varios, como alguna ropa nueva, ir a comer algo por ahí (cuando se pueda), incluso quiero intentar jugar paintball, aunque para eso necesito tener amigos, ja, ja, o conocidos, y no tengo nada de nada. Quinto y último, de momento: un proyector y un lienzo o telón o lo que sea, así puedo replicar lo más posible lo que es ver películas en un cine. Claramente tiene que venir acompañado de un Home Theater o algo así, quizás me compre un computador nuevo también. Obviamente este quinto ítem es para muuuuuuucho más adelante, porque no veré películas si las condiciones no son ideales para mí. Espero que ese momento llegue, ver películas me hace bien, me siento bien viendo películas, me sentí tan bien viendo Como si fuera cierto y Once Upon a Time in Hollywood la otra vez: el placer de dejarme llevar, de dejarme capturar por una historia, unos personajes, un relato, esas imágenes, y que pase el tiempo y nada más importe, solamente yo y el lazo, la conexión que surge entre mi persona y la película, el cine, ese arte tan pero tan hermoso, tan lejos de mí de momento. Y claro, todos esos objetivos con el dinero dependen no sólo de si puedo estudiar bartender y encontrar trabajo, también de cuánto me paguen. Pronto debería terminar el plazo del Estado de Excepción, con ello terminaría el toque de queda; el gobierno de piraña quiere renovar el Estado de Excepción por tres meses más, el Senado vota la solicitud, espero que se los niegue, el toque de queda no es una medida sanitaria y bien poco ha ayudado a enfrentar la pandemia. Al menos sin toque de queda podré trabajar (hipotéticamente) en horario nocturno como prefiero. En fin, ya veremos...

En todo caso hoy les hablaré un poco de dos cómics que leí recientemente, de ese autor que tan poco me entusiasma, el maldito Ed Brubaker, que este año ha publicado "Reckless" y "Reckless: Friend of the Devil", esperando una tercera parte para octubre del 2021. Reckless es el apellido del protagonista y cada novela gráfica es una historia independiente, aunque como suele suceder, es mejor leerlas en el orden que fueron publicadas porque el segundo libro obviamente cuenta las cosas dando por sentado que uno sabe la información que se dio en el primer libro. Daremos por sentado que la calidad gráfica a cargo de Sean Phillips es magnífica y que él es quien más trabajo y pasión pone en estas, ejem, historias.

Sin más preámbulos, "Reckless" se sitúa en los años ochenta, aunque tiene flashbacks de los años setenta y sesenta. "Reckless" es en realidad una larga evocación, en tanto el narrador, el mismo Reckless, nos cuenta qué sucedió desde un futuro indeterminado, quizás los 2000's o incluso los 2010's (y, por qué no, los 2020's, que ya están acá, baby, los nuevos locos años veinte), lo que el mediocre de Brubaker aprovecha para llenar de ese manido, trillado tono trágico que trae consigo el uso del participio o pluscuamperfecto o como se diga (perdonen mi ignorancia), ya saben, los típicos "pero nada podía evitar el infierno que traería consigo nuestro encuentro", "lamentablemente ya estaba condenada a un destino terrible por mi culpa", "pero eso fue antes de que las cosas se pusieran en marcha para destuirnos la felicidad". ¿En qué iba? Bueno, "Reckless" es un in-extrema-res (éste sí lo sé), es decir comenzamos en el clímax, con el protagonista y el antagonista a punto de enfrentarse a muerte, y luego dos semanas antes y todo el cuento, y el cuento es el siguiente: Reckless es un ex-hippie y ex-FBI de tormentoso pasado que vive haciendo favores a la gente, esa clase de favores que pagan muy bien y que requieren mucha discreción. El conflicto comienza cuando a su vida vuelve una ex-hippie amante de Reckless, con la que compartió el amor y los sueños de revolución de los sesenta, pero que ahora vive en los ambiguos ochenta, y que le pide ayuda con otro ex-hippie que se volvió un terrible y cruel emperador criminal y que le debe dinero, claro que no se lo quiere pagar. Reckless entonces debe encontrar al rey criminal, en el camino lo amenazan, lo golpean, tiene flashbacks sobre lo terrible de sus decisiones, llega donde el criminal como vimos al principio, y lo de después no se los puedo decir. La verdad es que no tengo ganas de esforzarme en "reseñar" esta oda al lugar común, con sus amores trágicos e imposibles; su protagonista duro, convencionalmente atormentado, típico justiciero al margen de la ley, en busca de una redención que sabe que no le será otorgada y que vive en un soportable autodesprecio; y una trama que transita por derroteros previsibles y carentes de emoción y sorpresa. El malo es el títere de turno, aunque al final hay un interesante giro, menos grandilocuente de lo esperado, y acaso eso sea lo único rescatable, porque por Dios que habría sido aburrido meternos en otra gran conspiración de agencias y gobiernos corruptos, al menos la cosa se mantuvo en planes y venganzas personales, humanas, pero a no confundirse: Brubaker no es capaz de crear personajes con emociones ni conflictos morales reales ni creíbles, todo lo construye en un blanco y negro simplón y facilón, y su lenguaje pretendidamente poético es empalagoso.

"Reckless: Friend of the Devil" es otro in-extrema-res, aunque acá seré más rápido. El tal Reckless, en medio de un caso, conoce a una bibliotecaria. Se enamoran, amor salvador, purificador, destinado a la violencia y la muerte cuando la bibliotecaria le pide ayuda a Reckless a encontrar a su hermana desaparecida. Reckless entonces descubre redes neonazis, snuff films, cine clase B, el sueño americano/hollywoodense convertido en pesadilla, cultos satánicos, el starter pack básico de todo guionista principiante, aunque Brubaker es un autor de renombre (no de calidad). Aunque el relato está tan plagado de lugares comunes como es de esperar, al menos todo el chanchullo de los satanistas y los productores de cine B y los nazis y los artistas underground es bien entretenido, pero esas cosas ya no sorprenden ni impactan en un cómic. Además se ha hecho mejor y mucho antes, como por ejemplo Black Kiss, de Howard Chaikyn, justamente publicado en plenos ochenta (¿les he hablado de ese cómic?).

Son dos cómics que se pueden leer sin problema y que no son malos-malos, pero son del montón y, además de ser inofensivos y conservadores, poco y nada aportan al arte del cómic, por mucho que ensalcen al vendehumos de Brubaker como un innovador o un transgresor incluso, como dicen ciertos despistados. Tiene sus excepciones (con mi dinero futuro me compraría, por ejemplo, "Pulp" y hasta el integral de "Fatale", y me lo pensaría con la saga "Criminal"), pero no se dejen engañar por Brubaker, de él ya no espero nada, aunque siga cayendo y lea sus cómics, esperando sorprenderme, porque es bonito sorprenderse y la verdad es que "Pulp" me sorprendió y vaya que lo disfruté. Como sea, ya estaremos hablando de la tercera "Reckless", cuando salga por allá en octubre, cuando ya esté establecido como bartender y mi vida se haya afianzado en una confortable y saludable rutina diaria y ciudadana.

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