viernes, 13 de abril de 2018

The Furies - 1950


Director: Anthony Mann

Con "The Furies" (tajante y contundente título, no me digan que no), terminamos de ver y comentar todos los westerns que Anthony Mann dirigió a lo largo y ancho de la década del '50. Diez, en total, vistos durante ¡cuatro meses!, Dios, cuánta inconstancia la mía, pero bueno, ya hemos llegado al final y nada menos que con la marca de Las Furias, las que no se someten a los Dioses ni a la autoridad divina, claro que no, maldita sea.


Impresionante y extraordinaria película. La verdad es que su calidad es tremenda. "Juego de Tronos" se queda chico (pequeño, minúsculo, microscópico) al lado de este tremebundo y salvaje western que evoca a la tragedia griega, que nos narra las intrigas, intrigas que arden y que queman, que ocurren en el interior del poderoso pero también decadente rancho de Las Furias, en donde el histriónico y extravagente T.C. Jeffords (interpretado genialmente por Walter Huston, nada menos que el padre de John Huston) maneja su territorio como una viciosa figura divina, mientras que Vance (Barbara Stanwyck... ¿necesito agregar algo más?), quien toda su vida ha creído ser una mujer fuerte e invencible, poco a poco comienza a caer de su pedestal, encontrándose con el sucio lodo de la humillación, descenso que le irá quitando su amor, su autoestima y nada menos que su poder, su influencia dentro de Las Furias, en donde creía ser Reina y Diosa.
"The Furies" es un prodigio y un portento de puesta en escena (incontables las escenas memorables y antológicas, sean de acción o de tensa calma pre-tormenta, o de "simple" lirismo) y de escritura de guión; goza de un saludable, fascinante y delicioso toque de perversidad, una malsana atmósfera de sutil depravación y personajes dominados por impulsos atávicos y bajas pasiones; funciona en variedad de capas y niveles narrativos (las relaciones entre los distintos personajes no sólo son complejas, sino que también sensuales y misteriosas tanto como tempestuosas -qué rima con "tempestuoso"-, suicidas, feroces); y esos diálogos, de lo mejor que he escuchado en mucho tiempo, exquisito sentido literario y qué excelentes los actores para interpretar dichas palabras que pueden ser venenosos puñales o placenteros susurros, si bien la mayoría del tiempo son ambos a la vez. Las comisuras de esos labios falsamente sonrientes tienen más filo que cualquier cuchillo, maldición.
Del guión se encarga Charles Schnee, el mismo de, por ejemplo (tomen nota, eh), "Red River" (de Hawks), "They Live By Night" y "Born to be Bad" (ambas de Nicholas Ray), "Westward the Women" (de William A. Wellman), "The Bad and the Beautiful" (de Vincente Minnelli) o "Butterfield 8" (de Daniel Mann). He visto un par de títulos y claramente veremos los otros mencionados, y se puede notar que estamos ante un guionista de calidad. Y con un director como Anthony Mann (recién venido de varios noirs, por lo que no es de extrañar su excelente manejo de los espacios, de la atmósfera y de los claroscuros morales y visuales) a cargo del proyecto, sin mencionar a esos tremendos actores que encabezan el reparto, claramente obtendremos una obra maestra.
Impresionante, magnífico, magistral.
Las Furias... ¡Las Furias!

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