lunes, 14 de mayo de 2018

Autoreiji biyondo - 2012


Director: Takeshi Kitano

Vaya que sirvió rezar ayer, ¡la cantidad de películas que vimos, viejo! Fueron tan buenas que no pienso comentarlas. En asuntos más importantes, salió el trailer para lo nuevo de Spike Lee, su "BlacKkKlansman" que compite por la Palma de Oro en Cannes, y tengo fe en esa película, más aún, me alegra lo bien que le hace al cine y a la estética de Spike Lee el rodar en 35mm (se nota de inmediato, especialmente si aún recuerdas sus trabajos más recientes -"Chi-Raq", "Da Sweet Blood of Jesus", "She's Gotta Have It (la serie)"-, que lucen feísimos, como burdas imitaciones hechas por novatos). La verdad es que espero una gran película de un director que, espero, no haya olvidado como crear grandes experiencias cinematográficas. A propósito, en este enlace me encontré con un listado de las películas rodadas en 16 o 35mm que se exhiben en Cannes 2018. Confirmo, de paso, que Ciro Guerra rodó su "Pájaros de verano" en 35mm. En todo caso, esa lista es de filmes rodados en películas KODAK; a lo mejor en las distintas secciones del festival francés hay más filmes rodados en películas hechas por otras marcas (¿quedan?, ¿leí por ahí que Fujifilm ya no hacía celuloide?). En este otro enlace pueden leer varios artículos sobre cómo fue rodar varias de las películas del listado en celuloide; si no me creen a mí, al menos le creerán a los directores de fotografía cuando hablen de las enormes ventajas del celuloide sobre el digital. Me gusta la forma apasionada en que el director de fotografía de "Pájaros de verano" habla sobre su labor: una verdadera creación de imágenes como trabajo de artesanía, lo mismo que dicen Alice Rohrwacher y Jaime Rosales (estos dos comparten directora de fotografía, por lo demás). Y bueno, para no alargarme más, acá una película de otro director que sigue rodando en celuloide, estamos hablando del gran Takeshi Kitano y la segunda entrega de la trilogía "Outrage".


"Autoreiji Biyondo" no me ha gustado y les voy a explicar el porqué. Con todo respecto, como siempre. Los motivos son bastante simples: aunque formalmente la película sea una delicia y no pierda esa desconcertante contundencia propia de Kitano, amén, además, de la fotografía de Katsumi Yanagishima y la banda sonora de Keiichi Suzuki, lo cierto es que acá es el relato quien acaba por demeritar el impacto de la función. La premisa es más o menos la misma que la de la entrega anterior: cinco años después, otra guerra de clanes provocada por el choque de vanidades y ambiciones de parte de yakuzas, policías y más yakuzas, amenaza con dejar un reguero de sangre y cadáveres. Si bien la estructura narrativa de ambas películas pueden parecerse un poco (la trama coral, la acción cocida a fuego lento, la violencia a cuentagotas y la palabra como eje central), en términos globales "Autoreiji Biyondo" peca de mayor irregularidad y menos cohesión que su predecesora, con personajes desperfilados e incluso desaprovechados, y, he acá lo esencial, un no muy fluido flujo de acontecimientos que responden simplemente a una dinámica de acción y reacción (balas van, balas vienen) que ignora por completo este fascinante retrato de los sucios engranajes y mecanismos del poder que ofrecía la primera parte. Sin esa poderosa base dramática, la trama de esta película no es más que un intercambio de insultos, gritos y tiroteos que se suceden únicamente por las santas pelotas de los involucrados, que traicionan y engañan y forman alianzas secretas casi al tun tún. El arranque prometía algo bueno, pues el descubrimiento del cadáver de un policía que investigaba los lazos del poderoso clan Sanno-Kai con varios Ministerios japoneses parecía anunciar otro cuidado entramado argumental amparado por la irónica y despiadada visión de Kitano, pero como digo, al poco rato todo se reduce a una simple guerra guiada por el rencor en donde ni siquiera la guerra misma resulta tan entretenida como la anterior (insisto: tanto personajes como conflictos devienen en recursos pasajeros y casi insignificantes que entran y salen de pantalla caprichosamente; en la primera, Kitano mantenía el foco en el núcleo narrativo del cual surgían todas las ramificaciones, mientras que acá ni siquiera hay núcleo... o foco, enfoque). Amenazar, morir, adiós... no es suficiente.
"Autoreiji Biyondo" se puede ver sin problemas (pero sin mayor entusiasmo tampoco), pues Kitano sabe dirigir y dotar a sus imágenes con su particular energía, pero a falta de un guión más sustancioso y férreo, de un concepto unificador más sólido y potente, esta película de todas formas resulta ser una innegable decepción.
Mañana cerramos la trilogía y, a pesar de lo comentado hoy, me parece que Kitano dejó el tablero más ordenado para así concluirlo todo con la violenta precisión y honda visión que le caracteriza. Ojalá.

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