lunes, 7 de mayo de 2018

The Kiss of Death - 1977


Director: Mike Leigh

Ahora sí entramos de lleno con lo que son las películas que Mike Leigh dirigió para la televisión británica durante los setenta y primeros ochenta. El otoño sigue obstinada, cabrona y carajamente caluroso, pero tengo confianza en que se pondrá helado y nublado (pero también colorido de un melancólico y amarillento rojizo) como le corresponde a todo otoño que se haga respetar. Mañana empieza Cannes... Y bueno, vayamos al grano.


"The Kiss of Death" es una atípica y rara, bastante rara película que nos narra, a modo de crónica, la vida diaria de un joven que trabaja en una funeraria y que un buen día conoce a una mujer con la que inicia una relación muy, claro que sí, extraña. Leigh construye un desconcertante tono que oscila entre lo estremecedor y desolador, pero también entre su conocida y enternecedora calidez. Nos describe una vida de contrastes, o quizás no contrastes sino que altibajos, desórdenes, tropiezos... Sus personajes son limítrofes, compulsivos (se ríen porque sí, como una reacción de nerviosismo ante la adversidad o las experiencias nuevas), tan pusilánimes como ocasionalmente decididos, incluso desafiantes y amenazantes. Timidez y descaro separados por una línea aterradoramente difusa. Personajes indescifrables, capaces de cualquier cosa o de nada, excepto mantener la cabeza gacha. Con esta película no sé si sentirme un poco asustado o conmovido: Mike Leigh lo inserta todo en una atmósfera cargada de extrañeza y sugestión, densa, por momentos asfixiante, incluso grotesca, y por momentos quieta, tranquila, pero siempre manteniendo una línea subyacente de inevitable tensión. Corrosiva tensión. Hay escenas que son una maravilla, como la escena del beso, muy perturbadora e incómoda, en donde la actriz que interpreta a la "novia" del protagonista, Kay Adshead, se adueña por completo del fotograma y de todo, en esos momentos ella ES la película, con esa mezcla de rabia y miedo y lujuria y rechazo y asco y deseo y tantas cosas que confluyen en esa mirada, en ese rictus suyo, en su lenguaje corporal. Ella es otra de las actrices que pudo haber brillado en posteriores películas de Leigh, gran y soberbio director de actrices. El protagonista es un joven con cara de pavo, introvertido y poco hábil en las relaciones sociales, cuya vida está marcada por la anodinia y su trabajo en la funeraria, el cual le tendrá, como nosotros mismos veremos (otra de esas escenas desgarradoras), una terrible y desagradable sorpresa de la que encargarse: verá el lado más injusto y doloroso de la muerte, una imagen que hiela y cala en los huesos. "The Kiss of Death" es una película mucho más compleja de lo que parece, lo cierto es que debajo de esa atmósfera de normalidad y cotidianidad apenas interrumpida por unas cuantas escenas perturbadoras pareciera que Leigh esconde un hondo pozo de, no lo sé, desesperanza y desesperación, de vacío, con jóvenes que no van a ninguna parte y que, a pesar de que trabajan y todo, no hacen mucho, no tienen planes, simplemente se dejan llevar, pero por dejadez y no por intención, como si vivieran sometidos por un régimen de nulas expectativas, más o menos típica vida de clase media (clase media de verdad, digo) en donde el futuro no es gran cosa que digamos, salvo mantener un modesto trabajo con modesto sueldo que permita comer, pagar la renta y darse algún gustito por ahí de vez en cuando (convertirse en profesionales, viajar por el mundo, aspirar a lo alto y escalar en el escalafón social es pura publicidad). David Threlfall (que también es el jefe del clan Gallagher en la "Shameless" británica), desde luego, también ofrece una potente interpretación cargada de matices, ambigüedades y rincones oscuros; la verdad es que no sabemos si su personaje es cruel, un poco malvado, o cándido e ingenuo. Podría serlo todo a la vez.
¿Drama, comedia negra? Evítense las etiquetas: "The Kiss of Death" es una poderosa rareza que bien podría ser un prototipo de la brutal y maravillosa "Naked". Demás está decir que ya en esta película Leigh demostraba su tremenda calidad como narrador y como cineasta de certera propuesta dramática. Su uso de la escala de planos, los colores, la cámara misma dentro del espacio, el tiempo y el tempo...
No se pierdan esta joya, seguramente los va a sorprender.

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