sábado, 13 de octubre de 2018

Better Call Saul - Temporada 4


Creación: Vince Gilligan & Peter Gould


Aunque por el momento esté alejado de las series no podía abandonar así como así "Better Call Saul", que hace un par de días estrenó el último episodio de su cuarta temporada, teniendo confirmada la quinta, que a lo mejor podría ser la última, aunque quién sabe, considerando las "limitaciones" que como precuela pueda tener que llevar a cuestas, este spin-off de "Breaking Bad" no deja de demostrar frescura, buena salud y una personalidad (entidad, razón de ser) a prueba de balas. Más allá de comenzar ya a adelantar cómo algunas cosas de "Breaking Bad" llegaron a tomar forma (el laboratorio subterráneo, todo el asunto de los Salamanca, la presencia de ciertos personajes...), "Better Call Saul", y me van a perdonar lo poco claro, sigue siendo la misma excelente serie de siempre. De tramas cocinadas a fuego lento (pero con contundencia), si bien el fuerte es la construcción moral de sus personajes, todos habitantes de una zona gris, pasto fértil de ambigüedades y contradicciones (siempre variables dependiendo de cada quién, claro). Seguimos ahondando en la personalidad del bonachón Jimmy McGill, y hasta nos adentramos en un lado suyo que al menos yo no le recordaba mucho, porque a pesar de lo sinvergüenza que siempre ha sido (algo así como un sinvergüenza simpático, un sinvergüenza casi inofensivo, incluso un sinvergüenza con buenas intenciones que se burla de los mecanismos legales y no tanto de las personas, aunque los incautos sean sus mejores clientes), admito que la última escena (toda esa secuencia, notable, especialmente por cómo subvierte, con no poca mala leche, el sentimentalismo que tocaba), que es también el final mismo de la temporada, me sorprendió, entre grata y amargamente... digamos que quedé de piedra, al igual que Kim, siempre resulta algo desalentador creer en una honestidad que no es tal, aunque esa deshonestidad no sea particularmente dañina. Es un engaño que lastima no tanto por la forma como por la sustancia. En cualquier caso no vale la pena hablar así en susurros, en modo secreto, mejor vean la serie, se divide en temporadas por una cuestión de dinero supongo, de organización, pero todos sus episodios hasta ahora emitidos (y los que serán emitidos el otro año y quizás el siguiente) funcionan como una sola gran línea argumental que da gusto seguir. No se sacan sorpresas tontas de la manga, pero no dejan de sorprenderte con la calidad de sus tramas, porque siempre parecen lograr escarbar más en este universo de personajes y sacar a la luz hechos cuyo valor está más allá del easter egg. Todo lo que he dicho sobre la primera, la segunda y tercera temporada se aplica a esta cuarta parte; no entiendan mal, la serie no se repite: evoluciona, respira, hasta podríamos decir que va madurando, oscureciéndose, llegando a un punto de no retorno que hará las cosas, quizás, un poco más salvajes y desoladores en lo que venga. La balada de Jimmy McGill.
Sí, admito que el episodio final de esta temporada me entristeció. Quién pensaba que habría tanto detrás del bueno de Saul Goodman. Quién sabría todo a lo que tuvo que renunciar Jimmy McGill para ser Saul Goodman, que tendrá cierto bling-bling, pero que después de esa escena ahora me parece opaco, tristemente opaco, sin el desvergonzado pero algo ingenuo brillo de ese primer Jimmy. No se puede ser un truco toda la vida... Quizás por eso su futuro es en blanco y negro.
No señor, no abandonaré "Better Call Saul". Acá estaremos esperando la próxima cita...

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