martes, 2 de octubre de 2018

Rich and Strange - 1931


Dirección: Alfred Hitchcock


"Rich and Strange" es la segunda película de Hitchcock que comentaremos hoy, para que no se alargue demasiado esta etapa de la gigantesca retrospectiva que tan irregularmente estamos llevando a cabo. Es una película la mar de curiosa y singular, pero en el fondo no deja de ser una simpática, simplecita y hasta adorable comedia romántica sobre un matrimonio aburrido de la gris rutina de los días, arrastrados lenta y pesadamente hacia la nada, que luego de recibir dinero de un pariente millonario (¡qué fácil es la vida a veces!) se van de viaje en crucero por distintos puntos del mundo, esperando descansar cuerpo, mente y espíritu, y por qué no, avivar la llama de la pasión. Desde luego, el viaje no estará exento de complicaciones, dramas y aventuras que involucran romances extramaritales de ambas partes (ja, ja, ja), un naufragio y una experiencia en alta mar con chinos que no se inmutan cuando uno de los suyos se muere y que también se comen todo lo que se mueva (como un gato que la esposa rescató y cuya piel vio luego colgada en una de las rústicas paredes de la achinada embarcación). Y digo que la película es curiosa por su variedad de tonos, que van de lo en extremo adorable hasta lo realmente dramático (con peleas y llantos y gritos y recriminaciones), sin olvidar la crudeza que traen a bordo los chinos y... bueno, qué no hay en esta aventura marital.
Claramente no estamos ante lo mejor de Hitchcock, pero la película no es mala en lo absoluto (al menos no para mí) y, no obstante su simplicidad, oye, resulta amena y agradable, se puede ver sin complicaciones y no es tan superficial como suena, al menos construye personajes lo suficientemente convincentes como para darle cierta lógica a sus acciones y sentimientos. Por ejemplo, hay que comparar la abnegada culpabilidad de la esposa, que anhela verdadero cariño y afecto, cuando se enamora del tierno capitán del barco, y la ridícula y patética facilidad con que el esposo abandona a su esposa para disfrutar de lo lindo con una sensual y exótica mujer árabe (o eso aparenta ser, al menos). La actuación de la esposa (interpretada con solvencia por Joan Barry, irresistible carita de ángel), sus diálogos (bonito cómo despeja el alma con sus palabras), tiene toda la profundidad humana de la que carece su vulgar y apestoso esposo, y dicho contraste le da un toque de injusticia e impotencia al asunto: ¿por qué ella debe mortificarse mientras él se olvida de inmediato de la devoción de su esposa?
Y bueno, "Rich and Strange" también tiene secuencias de deliciosa calidad cinematográfica, sin ir más lejos, ahí tienen el inicio de la película, tramo esencialmente "mudo" (entre otros, como el paseo de la pareja por París), lo que, sumado a la solidez de la película anterior, ya da buena cuenta de la comodidad y seguridad con las que Hitchcock ejecuta sus películas ahora habladas. Ésta dura ochenta minutos, en ningún momento se hace pesada o dispersa o insustancial, y su ritmo no decae nunca sin importar los recursos visuales (representar la embriaguez, por ejemplo) o el tono que emplee Hitchcock (quien, por lo demás, tiene una agilidad tremenda para saltar de un tono y género a otro, sin perder la coherencia interna del conjunto, y si no me creen vean "The Pleasure Garden", que es comedia romántica y drama e historia de terror y de crimen y...). En suma, una desenfada película para disfrutar sin complejos, para qué vamos a ponernos rebuscados o exigentes cuando la historia misma se desenvuelve sin mayores pretensiones.
Honestamente, una película para recordar con cariño, ji, ji, ji...

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