lunes, 26 de noviembre de 2018

Dogman - 2018


Director: Matteo Garrone


Por acá no hemos sido muy amigables ni amables con Matteo Garrone, pero de todas formas me interesaba ver "Dogman", su película que compitió en Cannes este año, y de hecho me ha gustado bastante, me ha parecido una película estupenda. Lo primero que me llamó la atención y que constituye todo un acierto, es esa vaguedad temporal en que se circunscribe el relato; no es que Garrone esconda que la trama transcurra en el presente, pero tampoco lo explicita (la moto y que alguno que otro personaje use celulares, pero los más modernos, delatan el marco temporal) y esa vaguedad le otorga un carácter intemporal al relato, puede suceder hoy día, pudo suceder hace cincuenta años, podría suceder mañana; más importante, esta vaguedad va de la mano con el cuidado con que el director retrata estos edificios, las calles, la plaza, la costa, los basurales y pastizales, el barrio a fin de cuentas, esa zona de la ciudad, con su encanto, construido a base de cotidianidad y sencillez, pero también con su miseria, o su decadencia mejor dicho, como si todo ese lugar estuviera abandonado y olvidado. Este no-lugar y no-tiempo que crea Garrone es, de lejos, lo más fascinante e interesante de esta película... pero no crean que lo demás es flojo ni mucho menos. "Dogman" es un estupendo thriller cuyo pilar fundamental y eje central es la ambigüedad e impotencia moral que irá asfixiando al protagonista, un simple peluquero de perros, padre responsable y devoto, que sí, que vende un poco de cocaína por ahí para juntar unas cuantas monedas, aunque su problema mayor, y el de todos en el barrio, es Simón (su nombre italiano será, desde luego, más italiano que eso), un delincuente de poca monta que a su favor tiene su físico, alto y robusto, de poca paciencia y peor carácter, uno de esos hombres que razonan con los puños y con la cabeza sólo cuando la usan para golpear objetos inanimados (y personas, por qué no), y que le toma un singular "cariño" a nuestro peluquero, que no podrá sacárselo de encima porque, siendo flaco y enclenque, un sólo golpe le da vuelta el estómago, así que mejor no, hay que seguirle el juego, pero las cosas van demasiado lejos y... y, bueno, no es sorpresa cómo acabará la cuestión, es cosa de ver el afiche oficial, lo cual es otro acierto, porque te demuestra de inmediato que el interés de Garrone es la profunda disección moral de este hombre, decente dentro de todo, en cualquier caso un simple ciudadano, que se verá empujado a extremos de violencia a los que nunca en su vida pensó llegar alguna vez, pero no puede dejar que su vida siga siendo destruida y ahí lo tienen... Me ha recordado a "Matar a un hombre", de Alejandro Fernández Almendras, sobre un cuidador forestal cuya familia es acosada (la hija, literalmente acosada; el hijo, sometido a palizas e intimidaciones) por un delincuente que, gracias a la debilidad de la justicia chilena, siempre sale libre de sus maldades, siempre con la intención de molestar al cuidador forestal y su familia, ¿y por qué una persona debería tomarse la justicia por su mano para defenderse?
El final es totalmente desalentador, y, en efecto, "Dogman" es una de las excelentes películas de este año: bien escrita (personajes y conflictos potentes, creíbles, imperfectos), bien dirigida, bien actuada (notable Marcello Fonte)... De verdad te mete de lleno en la desesperación de su protagonista y el dilema moral que plantea, como ya no se hace mucho actualmente, no dicta sentencias valóricas sino que ofrece reflexiones e instala preguntas que, me parece, nunca perderán vigencia.
No se la pierdan.

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