domingo, 25 de noviembre de 2018

Forty Guns - 1957


Director: Samuel Fuller


Samuel Fuller es más sentimental de lo que pensaba... En realidad no pensaba que Samuel Fuller fuera tan sentimental. "Forty Guns" me parece una película magníficamente dirigida, pero su argumento me parece tan simple y anodino, hasta banal, que me cuesta sentir verdadero aprecio por el conjunto final (a pesar, ya digo, que está dirigida como pocos podrían lograrlo). La cosa trata de tres hermanos, cazadores de recompensas, que llegan a un pueblo cualquiera para aprehender al siguiente sujeto de su lista. El asunto, en teoría, no será tan fácil, porque en el pueblo manda Barbara Stanwyck, ganadera con influencias en política y en casi todo tipo de negocios de la zona, quien, por lo demás, aunque esto es una mera excentricidad sin mucho valor dramático (aunque impresiona en un inicio, digo, qué arranque: Fuller demuestra desde ya su poderosa visión y ejecución formal), se hace acompañar de cuarenta pistoleros/guardaespaldas a donde sea que se dirija. Para peor, el sujeto al que deben aprehender es miembro de esa flota de matones. Y he aquí lo confuso, lo extraño, lo curioso, porque la película es, podría decirse, violenta: mueren varios personajes, el deseo de matar está presente en todos, y, por supuesto, los enfrentamientos y tiroteos están resueltos con contundente elegancia, con fina violencia, pero estas geniales escenas son casos y ejemplos puntuales, porque a fin de cuentas todo el asunto de cazadores de recompensas y criminales de poca monta y gente poderosa pero corrupta es un vulgar MacGuffin; la gran gracia de esta película es que el líder de los hermanos, interpretado por Barry Sullivan, y Barbara Stanwyck, que son enemigos al parecer, se enamoran, y se enamoran mucho, se enamoran con ganas. Y así, mientras este tierno y soso romance se construye, vemos intentos de asesinato, uno que otro tiroteo, todo muy bien ejecutado, ejecutado de maravilla, potenciado con una grandiosa dirección de fotografía, pero a fin de cuentas muy blando todo, muy simple, ni siquiera los "matices" le dan sabor porque se limitan a que al hermano líder no le gusta matar (tiene un episodio pasado que lo aqueja, que lo hace sentir mal al pobre) y a que a Barbara Stanwyck no le interesa la fría mano del poder sino el fuerte brazo de un hombre enamorado... Insisto: las imágenes están, son fenomenales, impresionantes, hasta tienen algo de mística, pero... pero los personajes y sus conflictos me parecen tan poca cosa, y como el argumento tampoco es lo esencial, no puedo yo deslumbrarme ciegamente sólo con poderosas imágenes, también necesito tripas y fuego y sangre que fluya con rabia, con pasión, etc... Aún me sigue latiendo, por ejemplo, "The Left Handed Gun", de Penn, no sólo por su poderosa puesta en escena, sino que por la humanidad de unos personajes vivos, palpitantes, imperfectos pero tremendamente complejos. O el tórrido y violento romance de "Duel in the Sun", o esa tragedia "shakesperiana" de Anthony Mann, la magnífica "The Furies"... En fin, en fin, que el amor es tan sencillo como enamorarse de alguien y dejarlo todo, como quien se cambia de ropa...
O sea, gran dirección para tan soso guión/argumento. Algo interesante: el plano ese de la mirilla del rifle también lo hizo William A. Wellman en, si mal no recuerdo (me pueden corregir, no he ido a comprobarlo fehacientemente), "Yellow Sky".
No mentiré diciendo que he quedado algo decepcionado; no me ha convencido mucho Fuller con estos tres westerns a decir verdad, y no estoy seguro si le quedan otros. Espero que su cine negro y sus filmes de guerra mejoran mi relación con él, ¿no?

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...