domingo, 28 de octubre de 2018

Archipiélago - 1992


Director: Pablo Perelman


"Archipiélago" es una película de vocación tan poética como discursiva (mejor logrado, con creces, lo primero que lo segundo), en tanto el protagonista, personaje interpretado por Héctor Noguera, es un hombre con un disparo en la cabeza que viaja a Chiloé, y poco a poco vamos conociendo muchas cosas, primero por qué el arquitecto, el profesor, tiene ese disparo (tiene que ver con la dictadura; con reuniones clandestinas; con los de la CNI persiguiendo opositores al régimen o cualquiera que luzca "sospechoso"), pero lo interesante de esta película es que en este viaje, claramente con destino a la muerte, como un sueño a la vez que pesadilla, un circuito de imágenes oníricas y montaje surrealista, Perelman establece paralelismos entre el contexto del país durante la dictadura y la desaparición de los indios chonos, los indígenas que habitaban las islas de Chiloé. Así, hablar de argumento no viene al caso: el hombre tiene un disparo en la cabeza, tenemos imágenes de Chile en la dictadura, con todo lo que ello significa; del protagonista viajando a Chiloé a encargarse de la restauración de una humilde capilla, restauración financiada por unos japoneses que en la práctica son dueños de la zona (los dueños de la pesca, principal actividad, son una corporación) pero que llevan a cabo estos actos de "caridad" que contentan a la población local, como una crítica a la pérdida del patrimonio a manos de empresarios (extranjeros o no) que explotan recursos naturales ajenos dejando sólo migas de pan a los habitantes; y las imágenes del "pasado", del protagonista compartiendo con esos indios chonos, compartiendo rituales, de su cotidianidad, siendo testigo de su decadencia, de su exterminación mientras los policías amontonan cadáveres y la capilla se queda vacía y olvidada y...
Este viaje es eso, un viaje en donde se mezclan dichas visiones cargadas de significado con escenas de arrepentimiento, de culpas, de miedo y de vacío. Para que se hagan una idea, manteniendo las proporciones, "Archipiélago" me ha recordado a la estructura y narración de "Zerkalo", esa maravillosa obra maestra de Tarkovsky, en tanto las vivencias y emociones de este hombre se entremezclan con la turbulenta historia del país. Lo que sí, la de Tarkovsky me parece más honesta, más humana, más pura, cinematográficamente hablando... Es Tarkovsky, claro, un genio (quizás sea injusto compararlo justamente con él de entre todos), pero a lo que voy es que a "Archipiélago" le reprocho lo mismo que a "Imagen latente", que tiene algo que la limita, que a diferencia de la obra del ruso le impide ser intemporal y universal, confinada a una sola lectura, etc., sin mencionar los múltiples flancos "dramáticos" que abre sin profundizar mucho en ellos (se entiende lo de trazar paralelos entre la dictadura y la desaparición de los chonos, pero ¿qué más?), como si el fin fuera más pedagógico y aleccionador que fílmico, narrativo o filosófico, últimas características nunca descuidadas por los grandes poetas del cine...
Con todo, interesante, maravillosa a ratos (cuando las imágenes son pura poesía; imposible no dejarse hipnotizar por la belleza de ciertas imágenes y la lucidez del montaje en largos pasajes) y, sí, totalmente necesaria, al menos para comprender un poco el sentir de una época que aún sangra a día de hoy, aunque lo mejor de "Archipiélago" sea su carácter poético y poco el discursivo/ideológico/antropológico, que se entiende pero que no se acopla a la capacidad expresiva de las imágenes. En fin, mejor me dejo de redundar...
La pueden ver en este enlace.

2 comentarios :

  1. Tal como lo cuentas me viene a la cabeza la de Gaspar Noé de Enter the Void, esta última creo recordar que el director se basó en una especie de viaje astral que acompañaría a la muerte (del Libro tibetano de los muertos). Aunque yo como escéptico creo que todo esto poéticamente queda muy bien, pero si te dan un disparo en la cabeza, la luz se apaga. y se acabó.

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    Respuestas
    1. Je, je, la verdad es que nunca lo sabremos, aunque si de morir se trata mejor hacerlo del todo y para qué quedarse dando vueltas inmaterialmente por toda la eternidad... En el fondo capaz que esos viajes no sean más que alucinaciones y ahí la de Noé se sustenta la mar de bien, y bueno, en la de Tarkovsky nadie muere, sólo es un señor agobiado por culpas y dolores y rencores y todo eso...
      Esta película está bien, pero siempre he pensado que la poesía es más que palabras bonitas y rimas ingeniosas.
      Saludos, y gracias por pasar y comentar.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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